domingo, 27 de enero de 2013

A cántaros

Stop! Debe estar escondido detrás de cualquier cuadro, o dentro de la espuma del respaldo de la silla. En el filamento de aquella bombilla antigua. O tal vez, el único sentido en toda la trama, de llegar hasta aquí es leer la inscripción cuneiforme del artefacto babilónico...


Puedo sentir que el viento acarrea cambio, todo huele a distinto y la electricidad estática se derrama por los cinco costados... Está oscuro, las nubes han tapado la luna, y los relámpagos casi se tropiezan con los truenos. Sería sensato hacerme un ovillo en algún rincón seco y protegido, sería sensato huir pasando desapercibido...

Pero, no, hoy me apetece salir a bailar, hoy me apetece mojarme del todo, mojarme porque yo lo decido, mojarme para, otra vez, dejar de ser, mojarme hasta deshacerme. Ojalá, que alguna migaja de mis restos, alguna rama de mí, se agarre a la tierra y brote un nuevo yo, distinto, más alegre, mejor. Pero eso, ¿acaso importa? Los campos seguirán poblándose de amapolas con o sin mí. Los pájaros seguirán surcando los cielos. Y la alegría que un día me acogió en su seno, seguirá sonando sin fin. El sentimiento de que la vida sabe cuidarse sola me reconforta.


Hoy, miro cara a cara a la tormenta. Con las ráfagas de agua se forma un rostro que me pregunta porque tiene que perdonarme el matarme fulminado con un rayo. No quiero clemencia. Mi consciencia ha estado durmiendo durante un largo invierno, pero, esta vez,y no me lo creo, mi cuerpo ha aprovechado para asimilar la digestión del letargo. Y todo el lastre de cosas maravillosas que solté para alcanzar este peldaño, al abrir los ojos, está aquí, sin estarlo, conmigo, fortaleciendo por dentro mi corazón adormilado...

Así de pie, frente a la tormenta comprendo lo corto de nuestro recorrido humano... Un golpe de viento o un mazazo y adiós... Y sin embargo, salgo a bailar bajo la lluvia, a mojarme a cántaros, a disfrutar de que hoy me vuelven mis ganas guerreras, y salgo de un salto a cantar a voces a la calle, porque hoy, como ayer, como mañana, la vida me bendice, un día más, con su milagro...