sábado, 28 de febrero de 2015

Odiseo

Cuando, por fin, tengas que reemprender tu viaje a Ítaca, no olvides que cada etapa del camino es la mejor. Disfrútala con la fruición con la que saboreamos un manjar, y aprende a apreciar cada tramo del trayecto sin desmerecerlo en favor de otros momentos que fueron o están por venir.

Que las ansias por aventuras más gloriosas o más dulces no te cubran de impaciencia tu mirada. El viaje tiene sus fases, y si no sabes quemar cada una de ellas, llegado el momento te lamentarás por no haberlas sabido disfrutar todas, a causa de tener la mirada inquieta.

Vendrán épocas más estimulantes y otras en las que nos tocará caminar a gatas. Tendremos que lidiar con comerciantes justos, así como con vendedores intrigantes y mezquinos. Habrá ratos en los que tendremos que luchar contra los altibajos del camino contando únicamente con nuestras manos, y habrá momentos en los que el peso será más liviano al poder repartirlo con gentes que caminen a nuestro lado...

En cualquier caso no te olvides de que el camino es el regalo y el legado, y que debe ser nuestro deber y nuestra labor, sentirnos felices y capaces de poder disfrutarlo, como se disfruta la música o los besos... despacio, muy despacio...

Neftalí

viernes, 20 de febrero de 2015

Cortázar Forever




Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

martes, 10 de febrero de 2015

Queda la música, y siempre nos quedará...

Queda la música by Silvio Rodriguez & Luis Eduardo Aute on Grooveshark

Miro el instante que ha fijado
la fotografía,
ríes con la timidez de quien
le avergüenza la risa.
Quince años que sujeto entre mis brazos
al compás del último disco robado.
Nada queda en ese trozo de papel,
todo es alquimia;
veo que es la prueba más veraz
de que todo es mentira.
Esos rostros ya no llevan nuestros nombres,
son dos máscaras perdidas en la noche,
pero, queda la música...

Siento que ese tiempo que se fue
no ha sido nunca nuestro,
como cuando te miro y no logro
recordar tu cuerpo;
no eras tú aquella insolencia de latido
que encendía mis deseos más prohibidos.
Creo que tú y yo no somos más
que dos desconocidos,
otros, dos extraños que en el tiempo
se han hecho asesinos
de esos dos niños de la fotografía
que, abrazados, van bailando por la vida,
pero, queda la música...

Luis Eduardo Aute

Y es que aunque puede que sea cierto, y los tiempos que fueron nunca volverán a ser, e incluso, con la bruma del recuerdo, habrá ratos que te preguntes si alguna vez realmente existieron...
Y pese a todo, de repente suena esa canción, y una sonrisa te cruza de oreja a oreja, y no te importará ni si aquello fue ficción ni realidad... porque por un instante, la música y la emoción se habrán liberado del olvido... porque, siempre y pese a todo, siempre, nos quedará la música...

Neftalí.