En tiempos de cordura y disidencia en la que la oscuridad arrasá allá donde pisa, ni todo mi repertorio de tangos y aspavientos consiguen desterrar al desatino, y entre tanto, entre fonda y camino voy olvidando mi legado de amapolas, rosas y geranios...
Pero la luz es insobornable, y los ríos no se pueden detener, tarde más o menos que más, así acabaré robando la antorcha con la que abrir la cerradura, acabaré rezando en silencio los días pares, acabaré subiendome a lo alto del acantilando dejando que mi balada de loco para locos siga alumbrando a quien quiera dejarse alumbrar
Basoalto