Nos podrán quitar los métodos, nos podrán quitar los sitios donde paramos a vernos, nos podrán quitar los lugares donde alojamos el ritmo o la luz, nos podrán quitar hasta las coartadas, y hasta intentarán quitarnos el derecho a quejarnos...
Pero entre los escombros y entre los muertos, como decía Galdós, siempre habrá una lengua viva para decir que Zaragoza no se rinde...
Porque entre los espacios desmantelados, entre las prohibiciones a modo de dique con el que pretenden controlar este mar de información, siempre habrá resquicios por el que nos dejaremos conmover...
Y no es que esté yo a favor de que se pisoteen derechos, y no es que yo esté en contra de que los autores cobren, pero es que lo de las distribuidoras de contenidos se ha convertido en un monopolio, en un cártel, en el que uno tiene la impresión de que al último que pagan y al que menos, es al que compone, al que escribe, al que crea, la mayoría de los importes se pierden, en interesados intermediarios: Resulta que VEVO, como está participado de todas esas macrocompañías, puede exhibir gratuitamente cualquier contenido musical, pero cualquier otro método que no pase por el aro de esta mafia tiene que verse con un sistema judicial adaptado a sus imposiciones...
Primero fue Napster, luego Napster, Kazaa, eDonkey. Hace poco Pirate Bay se prohibió en medio mundo. La semana pasada le toco a GrooveShark
Afortunadamente no se puede poner paredes al mar, afortunadamente siempre sabremos como escapar al Gran Hermano...
De momento ya hay un sitio alternativo para Grooveshark: Grooveshark.io
En las clases, como en los libros, como en la vida uno tiene que inventarse formas de seguir fluyendo, de hacer que los que no saben todavía fluir aprendan un poco a hacerlo. Porque esto no va de mejores ni de peores, ni de bien ni de mal, ni de correctos ni de incorrectos, tal vez, todo esto vaya de contagiar entusiasmos, sonrisas y ganas de entendernos... El otro día, caminando por el mundo de las mates me encontré con un sistemas de ecuaciones. Me quedé sonriendo cuando la y, muy digna ella, decidió quedarse sola (a veces todos necesitamos estar solos para resolver la ecuación), y para ello se puso a cantarle a la x:
Y la ecuación se resolvió tan sencillamente como se come o se besa... Y es que, con las matemáticas, como con las miradas, como con las personas, la clave para saber entenderlas es pararse a escuchar la melodía... Y es que sería todo tan fácil si nos detuviéramos un instante a escuchar la canción que van soñando los demás... Torra
¿Cuándo dejaremos de necesitar batallas, derrotas y marchas triunfales?
¿Cuándo dejaremos de pensar que nuestros argumentos merecen ser distribuidos como verdaderos, a diestro y siniestro?
¡Cuándo aprenderemos!
Ni mis verdades son mejores que las tuyas, ni tus motivos superan a los míos.
Tú no intentes obligarme con sangre a retirarme a las llanuras invernales.
Yo no te empujaré con nimiedades terminadas en punta de diamante, a retroceder hasta donde dejas de ser.
Tú no me obligues a callar a voces mis secretos.
Yo te prometo que intentaré no olvidarme de tus sueños...
¿Y si acaso nuestras razones se enfrentaran?
¿Y si pretendemos habitar el mismo tiempo y el mismo espacio con dos músicas distintas?
¿Qué hacemos?
¿Sucumbimos al caos engendrado, o por contra, nos volvemos humanos e intentamos subir el volumen de la nuestra, o acallar la que no nos gusta?
Hasta la victoria siempre.
Pero la mayor victoria es saber encontrar acuerdos.
Y ya lo sé. No siempre es posible, y llegado el momento tienes que decidir si mirar para otro lado y fingir que nada se puede cambiar, o reclutar un puñado de soñadores y desembarcar en la Sierra Maestra...
Y ya lo sé... No siempre se puede encontrar ese equilibrio que permite escuchar en sucesivos lapsos o intervalos, las distintas melodías...
Y ya lo sé, hay veces, que no hay más salida que buscarse otro rincón donde poder escuchar tu música.
Y ya lo sé, otras veces, no queda más remedio que dejarse la piel y hasta la vida...
Y ya lo sé, incluso hay veces en lo que lo más sensato es dejarse perder...
Pero lucha hasta al final y encontrarás la mejor de las salidas.
Pero luchemos hasta el final, codo con codo, mirándonos a los ojos... y encontraremos la puerta de la espléndida ciudad escondida...
hasta la victoria siempre...
porque la mayor victoria siempre será el llegar, por fin, a entendernos...
Cuando, por fin, tengas que reemprender tu viaje a Ítaca, no olvides que cada etapa del camino es la mejor. Disfrútala con la fruición con la que saboreamos un manjar, y aprende a apreciar cada tramo del trayecto sin desmerecerlo en favor de otros momentos que fueron o están por venir. Que las ansias por aventuras más gloriosas o más dulces no te cubran de impaciencia tu mirada. El viaje tiene sus fases, y si no sabes quemar cada una de ellas, llegado el momento te lamentarás por no haberlas sabido disfrutar todas, a causa de tener la mirada inquieta. Vendrán épocas más estimulantes y otras en las que nos tocará caminar a gatas. Tendremos que lidiar con comerciantes justos, así como con vendedores intrigantes y mezquinos. Habrá ratos en los que tendremos que luchar contra los altibajos del camino contando únicamente con nuestras manos, y habrá momentos en los que el peso será más liviano al poder repartirlo con gentes que caminen a nuestro lado... En cualquier caso no te olvides de que el camino es el regalo y el legado, y que debe ser nuestro deber y nuestra labor, sentirnos felices y capaces de poder disfrutarlo, como se disfruta la música o los besos... despacio, muy despacio...
Schubert me inunda aleatoriamente con su Ave María... El tic tac de un tomate me recuerda que el tiempo no espera para nadie... Y yo aquí sentado, imaginando las dos cosas que mejor se hacer en este mundo (aparte de escribir puntos suspensivos...), a saber, compartir mi alegría y buscar, y a veces encontrar, esos hilos imaginarios que conectan por el subsuelo todas las cosas...
La primera vez que estuve en Madrid, no siendo demasiado crío, recuerdo que en el metro, tenía que montarme en la línea 1 desde Tribunal a Sol. Entonces recordé la canción:
Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal donde queda tu oficina para irte a buscar. Cuando la ciudad pinte sus labios de neón, subirás en mi caballo de cartón. Me podrán robar tus días… tus noches no.
Entonces, en lugar de bajarme en Sol, continué hasta Tirso de Molina. Obviamente después tuve que desandar lo andado... Siglos después me encuentro en una plaza hablando de Machado y de su caballo de cartón...
Era un niño que soñaba un caballo de cartón. Abrió los ojos el niño y el caballito no vio. Con un caballito blanco el niño volvió a soñar; y por la crin lo cogía... ¡Ahora no te escaparás! Apenas lo hubo cogido, el niño se despertó. Tenía el puño cerrado. ¡El caballito voló! Quedóse el niño muy serio pensando que no es verdad un caballito soñado. Y ya no volvió a soñar. Pero el niño se hizo mozo y el mozo tuvo un amor, y a su amada le decía: ¿Tú eres de verdad o no? Cuando el mozo se hizo viejo pensaba: Todo es soñar, el caballito soñado y el caballo de verdad. Y cuando vino la muerte, el viejo a su corazón preguntaba: ¿Tú eres sueño? ¡Quién sabe si despertó!
Y dejando que el frío se apodere de mi alma, permito que los puntos suspensivos hagan su trabajo... Y poco a poco voy comprendiendo que, en el fondo, te llames Antonio, te llames Joaquín, te llames Andy o te llames Pablo, al final, siempre acabas llegando a la misma conclusión: Si la vida es sueño, todo consiste en creer o en no creer, en empeñarse en vivir o empeñarse en morir, en buscarle peros a los corderos que te dibujen o aceptar la caja que contiene todo lo que estás buscando, en rendirse a las primeras de cambio o en seguir luchando y repartiendo sonrisas como quien reparte soles... Y en esas estamos... y en esas seguiremos... ¡Porque me podrán robar tus días... pero nunca mi caballo de cartón!
Porque tomos hemos estado perdidos (lost), alguna vez. Porque todos hemos estado, largas temporadas, encerrados en un isla, pulsando botones, repitiendo rutinas, pensando que esa es la única forma de seguir en pie... Pero el mantener la situación nos hace esclavos de la misma. Todo sistema tiende a evolucionar, las promesas acaban erosionadas, o bombardeadas, como la nariz de una esfinge, y los muros que nacieron para contenernos (con el pretexto de protegernos), se acaban saltando, cayendo, derrumbando... Cada fin de ciclo conduce inexorablemente a un nuevo comienzo. Y cada etapa es necesaria, no es preciso ni acortarla ni dilatarla, !qué dure lo que tiene que durar! Y a su vez cada nuevo empezar es complejo, pues nos saca de nuestra zona de confort. Por eso, una vez el contador llegue a cero, tenemos que apretar los dientes, agarrarnos los machos y esperar lo que venga después... Sea lo que sea, sabremos sobrevivir como verdaderos domadores de sueños.
Llevo unos días arañando la corteza del mundo. Apenas una grieta en la pared para entrever lo que hay debajo. Apenas unas notas cuya lectura permite incrementar la calidad con la que te vas moviendo en este tablero... Da igual que sean las matemáticas, la poesía, los monólogos, la enseñanza, los idiomas, el amor o el tango... cuando consigues abrir esa rendija por la que contemplar la esencia del mundo, entonces comprendes que todo funciona de la misma manera... Con el tiempo me estoy dando cuenta de que soy más perfecionista de lo que pensaba. Le estoy cogiendo el gusto a hacer no sólo bien las cosas, sino a intentar hacerlas mejor. Y resulta que cada acción compleja se reduce a un conjunto de pequeños cosas... Hasta ahora pensaba que la calidad consistía en hacer esas cosas muy bien... y de repente, casi como una revelación, me percato de que la clave no está sólo en el nivel de cada elemento, sino en la capacidad de las transiciones para no hacerse notar... Lo que mejor hago lo hago bien porque puedo pasar de tema a tema, con un chasquido, de manera suave, casi sin notar el cambio... lo que no hago tan bien está condicionado por la falta de buenas transiciones... Y en esas estamos, practicando en distintas facetas de mi vida para conseguir que las transiciones den el valor que tiene a los elementos que están comunicando... Y en esas estamos, aprendiendo a vivir la vida en un dulce abrazo que suavice las vainas hasta fusionarlas con el grano...
Pues eso, resulta curioso como la distancia hace que todo parezca pequeño... Pero sobre todo, resulta curioso como para que las cosas sucedan, en un determinado momento, tenemos que dejarlas ir, perder el control, ser libres de nosotros mismos... Ponernos de pie con los brazos en alto y gritar: Let it go!
Let the storm rage on!!! Y una vez hayamos liberado la tormenta, ya veremos como nos salvamos! si es que merecemos salvarnos!
Y si tus sueños son tan válidos como los míos... Una vez me propuse curarte, cuidarte, salvarte. Cubrirte con una cúpula de cristal o con un biombo. Regarte cada mañana, eliminar las hierbas sospechosas que iban creciendo a tu lado. Incluso te quité las orugas que se deslizaban sobre tu grupa (excepto las dos o tres de rigor, precio escaso para disfrutar luego de las mariposas)... Una vez me propuse hacerle comprender a una rosa, como quien se lo propone a un alumno o a un amigo, que lo mejor era lo correcto... Sólo el tiempo, la vida y la perspectiva, te va enseñando que todo lo que tiene que ser acaba ocurriendo, que no hay caminos mejores ni peores, que en muchas ocasiones las buenas intenciones no garantizan estar intentando lo necesario, ni lo adecuado, ni lo correcto... Al final todo siempre vuelve a lo mismo, la ardiente paciencia, el equilibrio entre dentro y fuera, entre el amigo que vive dentro de nuestro pecho y el que habita otras fronteras, entre el alumno que se enroca y el maestro que se esmera, entre la rosa que se hace la tonta y el principito que se desespera y se lanza a buscar amigos a asteroides regidos por peligrosas estrellas... Y es que pese a todo, la clave está en la calma,y vivir según te va saliendo, en comprender que mis razones no son mejores que las tuyas y, por supuesto, en la capacidad de vivir la vida con las ventanas de sentir completamente abiertas...
Y uno sabe que a veces necesita morir para volver a nacer...
Y uno sabe que a veces este paréntesis que llamamos vida, es una sucesión de pequeñas muertes...
E incluso la conciencia de que todo está escrito y todo tiene que ocurrir de aquella forma, no es suficiente para mitigar el miedo de perder el control...
Y sin embargo, ese es mi siguiente paso, mi siguiente lección. Al igual que el Principito tuvo que bajar los brazos y dejarse picar por una serpiente, al igual que el marinero tuvo que dejar que lo arrastrara la marina corriente, al igual que el maestro de maestros, humanista o santo, que igual da, tuvo que dejarse crucificar, al igual, hay ciertos momentos en la vida de cualquier hombre en los que no le queda otro remedio que claudicar, porque sabe que todo lo que pudo hacer fue hecho...
La nave supersónica que pueda salvarme, vendrá o no... y sabré que estoy preparado para morir cuando eso, por fin, deje de importarme...
Por que aunque uno sepa que a veces es necesario morir para volver a nacer, el miedo a lo desconocido siempre intenta convertirnos en cobardes...
-Hace millones de años que las flores tiene espinas y hace también millones de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es cosa seria averiguar por qué las flores pierden el tiempo fabricando unas espinas que no les sirven para nada? ¿Es que no es importante la guerra de los corderos y las flores? ¿No es esto más serio e importante que las sumas de un señor gordo y colorado? Y si yo sé de una flor única en el mundo y que no existe en ninguna parte más que en mi planeta; si yo sé que un buen día un corderillo puede aniquilarla sin darse cuenta de ello, ¿es que esto no es importante?
El Principito...
Como dijo otro poeta, "no siempre lo urgente es lo importante"... y nosotros aquí dale que dale, confundiendo prioridades... !así nos va!
Lo que está delante de nuestros ojos se va convirtiendo, sin darnos cuenta, en una jaula. Algo más sutil que Matrix, algo más ligero. No necesitamos ni cadenas, ni un carcelero para mantenernos retenidos dentro de la cueva, alejados de la libertad de las ideas.
Paulatinamente vamos cediendo el control a cambio de la comodidad.Entregamos la llave de un futuro libre donde cada segundo sea diferente del siguiente. Y lo hacemos no sólo sin oponer resistencia sino convencidos de que con ese trato estamos comprando felicidad.
En un momento dado nos dieron el cambiazo. En un instante, en nuestro camino dicotómico nos intercambiaron los carteles indicadores. Y nosotros elegimos, o pensamos que elegimos, el camino que apuntaba a la libertad. Pero, realmente, las manos interesadas de la bestia, se frotaban entre sí de regocijo, por haber cambiado antes de que nosotros llegáramos, los letreros. Y en lugar de la libertad, única forma de alcanzar una felicidad completa, totalmente engañados, elegimos la comodidad.
Y firmamos un contrato para conectarnos al sistema, para ser un número, una pila voltaica o una oveja. Y cuando te conectan a Matrix y te dan de comer y de beber, cuando te dan entretenimiento y diversión,y cuando te hacen creer que tienes el control, por momentos te imaginas que eres feliz. Y la gran mentira se va haciendo dueña de nuestros gestos y de nuestros movimientos...
Y aunque mucha gente incluso llega a morir sin enterarse del gran engaño, el mundo se mueve cada vez más rápido, Y las mentiras que no salían a la luz por falta de tiempo, ahora nos explotan a la cara, en mitad de nuestra fiesta de aniversario.
Y entonces, un buen día, nos acabamos enterando de que estamos encerrados dentro de nuestro particular día de la marmota.
El mismo día, las mismas caras, el mismo camino hacia el trabajo, el mismo entretenimiento de fin de semana. El mismo viaje de vacaciones al mismo sitio (aunque cambie el acento) con los mismos guías que repiten siempre el mismo trayecto: casco antiguo, catedral o mezquita, mercado, zona moderna y zona comercial. Con un poco de suerte tendremos derecho a visitar de nuevo el cielo abierto...
Porque mantenernos ignorantes y atrapados es la fuerza de aquellos que juegan a ser los dueños de los designios del ser humano.
Y nosotros, guerreros de a pie, condenados a repetir el mismo día porque estamos atrapados en el tiempo.
¿Cuándo fue la última vez que te atreviste a romper alguna de las reglas del juego?
Cuando lo hagas, te estaré esperando en un sitio secreto donde nos reunimos los que nos hemos cansado de seguir participando en este absurdo simulacro de mundo perfecto...
(Dellat.metaphŏra, y este delgr. μεταφορά, traslación).
1.f.Ret. Tropo que consiste en trasladar el sentido recto de las voces a otro figurado, en virtud de una comparación tácita; p. ej., Las perlas del rocío. La primavera de la vida. Refrenar las pasiones.
2.f. Aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión; p. ej., el átomo es un sistema solar en miniatura.
Porque en el fondo la vida es así, una metáfora. Solamente hallamos cuando dejamos de buscar, solamente comprendemos cuando ya no quedan razones, solamente encontramos la salvación cuando bajamos los brazos y nos damos por vencidos. He tenido que morir varias veces para, metafóricamente, poder volver a renacer, he tenido que olvidar por completo a todos los hombres, a todas las caras, a todos los poemas y a todas las canciones, para recordar que el conjuro que nos hace sapiens, como una rosa perenne, nunca dejará de brillar en nuestro rostro mientras haya una chispa de luz en la fóvea para defenderlo. Hace años reía con la ilusión de un niño al escuchar, de madrugada, canciones. Ahora que he sido viejo, estoy preparado para volver a otra infancia, tan metafórica como el sol, a soñar con el tiempo que será...
Neftalí
Ps. Hace
años surcaba noctámbulo, los mares de las ondas desde mi pequeño
cuartel. Primero clásicos 10 y Enciende la noche, con Rafa Arboleda y
luego el Océano Pacífico con María Quirós. Muchos años y muchas vidas
desde entonces.
Muy de tiempo en tiempo, me siento y empiezo a escribir mis cartas en formas de entradas para luego lanzarlas al mar de los bits y los bytes, de las ondas sinusoidales y de los impulsos electromagnéticos...
Y uno ya no sabe si se lo dice a alguien o simplemente está pensando en alto. Pero, ¿acaso importa?
Estaba leyendo un artículo muy interesante acerca de expectativas y relaciones personales, poniendo el dedo en la llaga sobre el hecho de que en los momentos de fiesta las amistades son muy llevaderas, pero cuando buscas algo más serio, empiezan a salir los trapos sucios...
Y es que es eso. Vivir es fácil con los ojos cerrados. Pero cuando los abres, hay que tener agallas y valentía para no perder el ánimo y luchar hasta el final.
Vivir retirado en una montaña es sencillo. Pero si no aprendemos a convivir, a lidiar las dificultades y los desencuentros, nos estaremos perdiendo gran parte del milagro.
En ese sentido, también estaba pensando acerca de mi teoría de Shrek, por la cual, la gentes somos como cebollas, con muchas capas, y mientras más complejos más capas y mientras más en orden cada una de las capas, más felices. Y me preguntaba, ¿qué pasa con tus capas cuando otra persona se acopla a tu mundo?
El resultado suele ser desastroso de primeras. Unas capas invaden a las otras en el choque. Otras se solapan, se yuxtaponen. Mientras más capas mayor número de choques. Y llegará un momento en el que desearás estar sólo otra vez. Entonces te detienes y te das cuenta de que vivir exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Y entonces te levantas y miras. Y dices: El acoplamiento ha derrumbado la mitad de lo construido... pero ni quiero vivir con los ojos cerrados, ni quiero vivir con mi mundo incompleto...
Recuerdo a Lennon escribiendo cosas como: "vivir es fácil con los ojos cerrados malinterpretando todo lo que ves" o "no creo que haya nadie en mi árbol"
Pero en cualquier caso no debemos dejarnos llevar por el desánimo, porque somos responsables de nuestras decisiones. Y porque, el estar bien o el estar mal es sólo cuestión de actitud. Como dijo John: la palmadita que necesitas la llevas incorporada.
Así que a vivir con los ojos bien abiertos, que son dos días...
Con ese nombre raro, casi sacado de un libro de ciencia ficción: - Hey Doc, ¿dónde dejaste el logaritmo de rayos catódicos? - Lo puse junto al condensador de fluzo... Con esa mezcla rara que suena a eslogan con ritmo. Con ese exotismo aterrador que destilan ciertos nombres matemáticos. Con tanta fiereza, va y resulta que el pobre logaritmo no deja de ser un actor secundario, un peón en la terrible legión de las operaciones matemáticas. Pero ¿qué es un logaritmo? Un logaritmo es, ante todo, un amigo. Un amigo que está aquí para ayudarnos. Sí, mucho amigo, os diréis, pero, narices, ¿que es un logaritmo? ¡Venga ya! Un logaritmo es una operación. La resta es la operación recíproca de la suma porque me revierte el efecto de la suma. Y la división es la recíproca de la multiplicación. Pues bien, la operación de multiplicar un número por sí mismo varias veces, lo que llamamos potencia, tiene dos operaciones recíprocas, la raíz, que nos permite "volver" a la base, y el logaritmo, que nos permite "volver" al exponente. Por lo tanto, y de forma un tanto ruda, podemos afirmar que un logaritmo es una potencia travestida, tuneada o maquillada. Una potencia que le da vergüenza de aparecer en los papeles con base y exponente y aparece con la base preguntándole al resultado de la potencia, qué fue del exponente... Una forma retorcida de escribir una potencia a la que se le ha perdido el exponente... Eso y no más es el bueno del logaritmo, tan incomprendido como modesto, que durante años sustituyó a las calculadores por su habilidad de convertir multiplicaciones y divisiones en sumas y restas. El logaritmo, paradoja y reflejo de tantos de nosotros que bajo una fachada delirante e incomprensible, escondemos una sencillez solo apta para aquellos que tengan el tiempo y las ganas de llegar a conocer. Será, como dijo el Principito, que últimamente la gente por falta de tiempo, lo compran todo hecho a los mercaderes, y que como no existen mercaderes de amigos, la gente no tienen amigos. Espero que la próxima vez que os crucéis con un logaritmo por la calle no os asustéis, y que en lugar de eso le dediquéis una sonrisa de oreja a oreja que contenga el beneficio de la duda...
"nada merece tanto ser cambiado como los hábitos de los demás"
Mark Twain
Dice un gran amigo, que los consejos son un reflejo de la persona que los da, acaso como si sólo sirvieran para aquel que está aconsejando. Tal vez tenga toda la razón Mark Twain. Tal vez nos gusta meternos donde no nos llaman, remover lo que no nos incumbe y quemarnos con el fuego que nunca debimos avivar. Tal vez, no es necesario que nadie juegue a ser justiciero desenmascarado, porque siempre el universo, o Dios, o cómo queramos llamarlo, se encargará de poner las cosas en su sitio. Y si una vez cada modelo en su matriz resulta que los trenes que pensabas que guiaban tu futuro no son como tú esperabas, o simplemente no van, o tal vez no vienen de donde pensabas, pues amigo, no pasa nada. La ruleta de la vida siempre esconde otra tirada (el truco es no desfallecer antes de encontrarla). Otras veces maldecirás tu suerte viendo que los trenes que venían directo a tu estación fueron desviados in extremis por guardagujas malvados que los llevaron a estaciones cerradas donde gangrenaron el ciclo vital de esos pobrecitos trenes. Te quedarás diciendo: cómo pueden tener esos guardagujas tan pocos escrúpulos y como pueden los conductores de los trenes, caer engañados, una vez tras otra por las falsas señales de estos tipejos. Y de nuevo te entran ganas de tomar un megáfono e informar de lo que está sucediendo. Y de nuevo nuestros avisos serán en vano. Y pese a eso, el universo es mucho más justo y más severo de lo que somos los humanos. Si puede condenar a familias a cien años de soledad, también puede desterrar a los pecadores a siete años de destierro en una suerte de Tibet personal. Un destierro largo y cruel para pagar el daño causado: En el primer año, la norma será rencor y odio. Te mirarán a la cara y te reprocharán con la mirada aquello que rompiste. El año siguiente estará regido por la desconfianza. Cada intento de reconstruir será sistemáticamente barrido por el recuerdo del pecado. El tercer año vendrá el exilio. Un exilio que debió comenzar con el pecado y que en un intento fútil de engañar a los dioses, se prolongó hasta ahora. En el cuarto año comenzará el derrumbe moral. Te obligarán a negar tus principios, a seguir unas reglas que no son las tuyas. Empezarás a fracturarte. En el quinto año te venderás por menos de nada. Aceptarás valores que van en contra de tus principios. Asumirás papeles que denigran tu concepción del mundo y del ser humano. En el sexto año serás vendido a traficantes de almas. Tus decisiones ya no serán tuyas y ya no distinguirás el bien del mal, la mentira de la verdad. Serás un juguete roto en manos de niños crueles. En el séptimo año, serás consciente de todo lo que has pasado. Tal vez alguien te espere en la puerta para ayudarte a volver a ser, y tal vez estés tan destrozado que ya no sepas distinguir a quien viene a salvarte de aquellos que te humillaron. Es probable que sientas un síndrome de Estocolmo tan aguerrido que prefieras seguir manteniendo el cordón umbilical con los secuestradores en lugar de agarrar la mano que te está ofreciendo la salvación. Y el mantener ese cordón umbilical puede que te acabe arrastrando de nuevo hacia la noche más oscura. Pero todo acaba. Y ninguna condena es eterna. Y algún día, como hoy, como ayer, como el sábado pasado, con cualquier razón y sin ningún pretexto te darás cuenta de que el cordón umbilical, ese último lazo que te unía a tu condena ha perdido su poder. Lo ignoraste y ahora está seco. Y ya no tendrás ganas de hablar con los que ejercieron tu secuestro. Y desaparecerán. Y entonces abrirás los ojos, recogerás tu cuatro pertenencias, las meterás en tu hatillo, y volverás a occidente, donde esta vez sí, estarás preparado para empezar de cero. Quien a hierro mata, a hierro muere, y todos los que alguna vez utilizaron la mentira o el cinismo para sacar tajada, tienen una condena de siete años esperando para grabarse a fuego en sus huesos. Y pese a ello, siempre hay una segunda oportunidad para quien quiera aferrarse a la luz y dejar atrás la decadencia.
“Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”
Corintios 13:11.
Mientras ahí fuera la vida sigue latiendo a su ritmo, aquí dentro el hombre va abriéndose camino. Las mismas calles tienen distintos adoquines. Los biseles de los marcos de las puertas ahora son apreciables a mis ojos que aprendieron de los morgaños. Incluso me es imposible pasar por una mesa cubierta de servicios agotados sin recogerla. Cuando era niño, miraba como un niño, pensaba como un niño, frecuentaba lugares para niños, incluso hacía cosas de niños. Ahora, consciente de que ese tiempo pasó, el reto estriba en habitar las nuevas ciudades, saborear los nuevos manjares, discurrir por los nuevos senderos, sin que por ello se pierda ni un ápice de la ilusión ni del entusiasmo del niño que de alguna forma, nunca debemos dejar de ser.
¡Qué mala gente que son las personas de los tiempos verbales! No sois vosotros, ni somos nosotros, ni son ellos, ni siquiera ustedes. No es ella, ni es él, ni ello, ni vos, ni tú, ni siquiera yo. La culpa la tenemos todos y cada uno. Por separado ponemos carita de cordero degollado, como si nunca hubieramos roto un plato. Tu tuviste. Ala. Y ya está. Pero claro luego a todas las demas personas les entra envidia. Y entonces él tuvo, y como ni ella ni ello van a ser menos, pues claro resulta que todos ellos tuvieron, y tú, mosqueado me presentas a él, a ella, a ello o a los tres, y entonces vosotros tuvisteis. Y digo, "jue", pos si yo también tuve, y resulta que nosotros tuvimos... Así como Ariadna (como la editorial del mi libro de lengua en 1º de BUP) logró hacer escapar a Teseo del laberinto sin minotauro, así, tirando tirando, cada vez que una de las personas sale a relucir, las demás salen en tropel a escoltarla. Y así empiezan a llenar, libros, chuletas, diccionarios. Y no quiero ni siquiera recordar lo que hace cuando esta plantilla de gentes sin misericordia se asocia con la aguda lanza de los verbos irregulares... ¡un desmadre! Por eso, aunque la primera persona del singular me cae muy de cerca, aunque la segunda sea la que me lea, aunque todas nos tocan en algún momento de alguna forma, digo yo, ¿no podían llegar a un arreglo para no complicarnos tanto las cosas?
Yo sé bien que estoy afuera
Pero el día que yo me muera
Sé que tendrás que llorar
Dirás que no me quisiste
Pero vas a estar muy triste
Y así te vas a quedar
Con dinero y sin dinero
Hago siempre lo que quiero
Y mi palabra es la ley
No tengo trono ni reina
Ni nadie que me comprenda
Pero sigo siendo el rey
Una piedra en el camino
Me enseñó que mi destino
Era rodar y rodar
También me dijo un arriero
Que no hay que llegar primero
Pero hay que saber llegar
José Alfredo Jiménez.
Realmente las letras del maestro no tienen desperdicio.
Todo ahí, condensadito y con rima, como tiene que ser. Luego, llegas tú y ante estas verdades sólo te queda la posibilidad de asentir como un bobo.
Tal vez el sino de muchos de nosotros es precisamente ese, rodar y rodar. Y pese a todo, gracias José Alfredo por recordarnos que pese a los tropiezos, pese a los malos días en los que no te sale una a derechas, pese a los inconmesurables, todo queda en anécdota si finalmente sabemos llegar...
El arco y la flecha, el barco y el puerto, la guía y el árbol: Modelos. El proceso de enseñanza aprendizaje lo máximo a lo que debe aspirar es a sembrar la cabeza del aprendiz de modelos.
Einstein decía: "El ejemplo no es la mejor forma de educar, es la única".
Pero el proceso de enseñanza aprendizaje se cierra cuando el modelo es dominado, destruido y superado.
Al igual que la guía es útil para el árbol pequeño, cuando este es grande, se convierte en un lastre, en una traba que le permite seguir creciendo.
Debemos crear modelos, sembrar la cabeza de los niños de modelos que les permitan crecer rectos hasta el Sol. Y también debemos invitar a eso mismos niños, a, llegados el momento romper con ellos.
De nuevo la tricotomía, paciencia para aprender el modelo, fuerza para romperlo y sabiduría para saber en que momento el modelo carece ya de sentido.
Creemos modelos, sembremos de guías los cerebros, suscitemos la necesidad de procedimientos modélicos, y todo ello, siendo muy claros en que todo proceso tiene fecha de caducidad. Toda teoría tiene otra que abarca más, desde la mecánica clásica, hasta la teoría de la relatividad general...
Cuando estemos preparados sabremos dar el siguiente paso