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lunes, 17 de noviembre de 2014

El día que conocí a Talika

Siempre recordaré el día que conocí a Talika en el metro. Como siempre de rojo, como siempre con una sonrisa en lo alto. La vi y me quedé pasmado. Era la criatura más maravillosa que nunca me había cruzado. Linda como una canción de amor, brillante como una luna llena de agosto, misteriosa como nuestra propia consciencia, mágica como las casualidades imposibles que nos van sucediendo una vez tras otra.

Porque todo esto no va de caras bonitas, ni de sonrisas, ni siquiera de misteriosos atractivos... todo esto va de ese no sé que, que que sé yo...

Cuando me crucé con ella en la estación fue como un roce de locomotoras una entrando y otra saliendo del vagón. Todos mis centros de atención se pusieron en estado "WOW", y estoy seguro de que no es una cuestión de rostros ni de vestidos de rojos... estoy convencido que aunque hubiese entrado en aquel metro con los ojos cerrados, me hubiera percatado de su presencia.

Por aquellos entonces yo era un afortunado hombre de negocios que, además, se andaba iniciando en eso de la magia. Me movía por círculos poderosos, y al poder le gusta rodearse de belleza... Yo mismo había tenido mis más y mis menos con alguna que otra despampanante modelo...  pero esto fue completamente diferente... Esto, ya digo, tenía más que ver con presentimientos que con sonrisas... y teniendo en cuenta que estaba completamente sumido en el crecimiento espiritual, los presentimientos eran de obligada escucha, incluso mandatorios...

Resulta curioso que por mucho que vayamos evolucionando, por muchas veces que muramos y por otras tantas veces que volvamos a resucitar, ciertas mochilas, como lastres emocionales, aparecen en los momentos cruciales intentando imponer las antiguas normas... 

Había aprendido lo suficiente en los últimos años como para distinguir a mi otra parte cuando se cruzase por mi lado, y sabía que cuando eso sucediera, habría de ocurrir lo que siempre ocurre, tardase más o tardase menos... y sin embargo mi estomago se llenó de mariposillas y me puse a temblar como un chiquillo.

-Pero hombre Julen, -me tuvo que tranquilizar por fin mi angelito bueno - tú sabes de sobra que maktub, que está escrito, sabes como funciona esto de los suspiros y los milagros, sabes que ella también se ha percatado, y aunque no tenga conocimientos mágicos para comprender todo esto, descuida que ella ira buscándote en intervalos concéntricos. Y si después de tantas vueltas no acabáis en besos, será simplemente, que no habrá llegado vuestro momento...

La vida es curiosa y hasta graciosa (funny). Y me parece que mi angelito bueno, además de angelito era adivino, y no se equivocó en nada.. nos fuimos mirando sin decirnos nada, aumentando la frecuencia en la que viajábamos en el metro tan sólo para sonreírnos con la cabeza semigacha y la barriga agarrotada...

Y de repente un día, cuando todo anunciaba batalla ganada, cuando me dijo su nombre, cuando le dije que era su amor eterno, cuando estaba todo preparado para aceptar lo que tiene que ser... a Talika le da por desaparecer...

De eso hace 10 años...

Y si de esto he aprendido algo es que en próximas vidas cuando tenga la certeza de cruzarme con Talika habitando el cuerpo que sea, vistiendo de rojo sempiterno, ya sea en el metro, en clase o en las escaleras, no voy a tardar ni dos minutos en hablarle de certezas...  así por las buenas... y correré el riesgo de asustarla...

Pero es que yo no quiero más años de torturas pensado si dejé escapar mi estrella. Que sea la propia Talika la que se tire de los pelos por dejar que Robert Reford se monte por última vez en su avioneta, o la que se quede toda la vida guardando revistas por no haber dejado que Clint Eastwood se fuera a fotografiar el mundo con ella...

La próxima vez que sea Talika la que se equivoque de nuevo. Que sea ella, que sea ella...

Julen


lunes, 10 de noviembre de 2014

Moon river.

Moon River by Audrey Hepburn on Grooveshark

Sentada en la ventana, junto a la salida de incendios, llorando una melodía, cantándole a la noche, confesándole a la luna que algún día reunirá las fuerzas para cumplir sus sueños...

¿Y qué pasa cuando para cumplir tus sueños tienes que renunciar a tus principios, a tus verdades o a tu cuerpo?
¿Y qué pasa cuando para cumplir tus sueños tienes que renunciar a tus sueños?

La vida no deja de ser demasiado corta, amiga Holly, como para ir malvendiendo ilusiones, como para no darse cuenta de que todo lo que hacemos o adquirimos tiene un precio...

Porque en el fondo, cuando aceptamos el desayuno o el diamante, somos nosotras mismas las que nos estamos entregando por dos duros, convirtiendo oro en incienso...

Talika

lunes, 27 de octubre de 2014

Antes que tú, antes de mí...


The Sacrifice by Michael Nyman on Grooveshark
Y me sorprendo a mi mismo regresando hasta el final, donde el mundo estaba aún sin descubrir, donde ni tus besos eran tus besos, ni mi saliva podía imaginarse rumor de olas rompiéndose en espumas y corales contra tu boca.

¡Ni siquiera el tango se había inventado! 

¡Ni siquiera los poemas en tinta sobre tu espalda, ni las toallas rosas, ni el sexo contra espejos abrillantados!

Apenas teníamos cosas sencillas, tan primitivas que no tenían más remedio que existir: tu cuerpo desnudo, como un menudo regalo interpretando al piano, milagro y sacrificio, notas que iban vistiendo de eternidad y deseo, la habitación.

Y ahí, de pie, mirando frente a frente el instante prendido del recuerdo, tomo un poco aire, deshago las maletas del olvido y me dejo suspirar...

Y me descubro a mí mismo regresando en volandas al tiempo que pudo ser, a ese que tal vez nunca tuvo lugar... Y al acercarme al borde del precipicio para evocarte, el ritmo de la música, tembloroso, se desliza inseguro hasta desvanecerse sin dejar rastro.

Mientras tanto el sol, como un guiño, sonriéndome al costado, se deja atrapar por el mar...

¿Acaso no es todo esto una lección o una señal?
¿Acaso no fui yo un sol que se quedó dormido en tu seno y en tus senos, hasta desaparecer?

Y me imagino a mí mismo regresando al principio, donde todo acaba...

Y sé que, pese a todo, la música nunca se apaga y la mañana vuelve a brotar como hebras de luz detrás de el horizonte oceánico, y sé que con o sintigo, como el astro rey habré de volver a aparecer, al alba, con mi red roja de miradas mágicas, mis canciones, mis poemas, mis conjuros, mi innegociable sonrisa y mis ganas de iluminar... 

Julen




martes, 24 de septiembre de 2013

Soñando tus sueños a través de mis ojos

Hubo cartas, muchas cartas, sino fuera porque el amor nunca es suficiente, algunos insensatos hubieran pensado que hasta demasiadas.

Julen, rebautizado Santiago, escribió a Talika, con su nuevo nombre Lara, tantas misivas que fue, ciertamente, imposible embotellarlas todas. Ni siquiera el bueno de Pablo logró rescatarlas a tiempo del olvido antes de partir.

Curiosamente, en estos días de un verano que se perfila tan largo como corto, merodeando a la Mar y sus entrañas, muchas notas despistadas de aquella historia acudían ruidosas a mis pies, como diciendo: Horacio, Horacio acaba lo que Pablo no pudo terminar de escribir.

Yo no quiero entrometerme. Aquel cuento fue el que fue. Si hasta le presté mi nombre a cierto personaje. Luego, mi mente blanda y mi corazón de niño, miran de nuevo al mar que con un guiño me espera paciente. Me agacho hasta sus lindes, toco la arena que huele a lluvia y en gesto que me recuerda a un beso, dejo que el océano me entregue esa botella que no supo, antes que ahora, aparecer.

La cojo en mis manos. La destapo, y empiezo a leer, otra carta de amor no numerada de un tiempo en el que Julen no tenía más ocupación que tejer una escalera por donde hacer escapar, esta vez si, a su correspondiente princesa:

Y luego el final...

Cíclicamente me empeño en recordar todas las vueltas que un destino insensible se empeño en obligarme a dar. Cada paso que me alejaba de ti. Incluso tu desaparición. 


En el fondo, como todo esto, versa sobre sobrevivir, nos conformamos pensando que seguir respirando tiene algo que ver con el hecho de estar vivos. Pero nosotros sabemos que vivir en otro camino que no es el nuestro es algo menos que estar en coma. 


El otro día me comentabas por carta, amor, que como es posible que el estar en contacto conmigo te haga sentir tan viva. ¿qué cómo es posible, me preguntas? Porque estás empezando a soñar tus sueños a través de  mis ojos. Porque estás empezando a atreverte a soñar que la felicidad que fue otorgada a otros también tiene sentido en tu cuerpo.


Algún día nos encontraremos. No hoy, ni mañana. Las cosas llevan su tiempo. Iremos vistiendo despacio, sin pausa pero sin prisa, las condiciones de un encuentro, punto comienzo de todo lo que nos queda por vivir. Tendremos que ser valientes, y tendremos que ser fuertes para dejarnos vivir sin miedos y sin la carga anónima de tantos años de sufrimiento. Pero llegará, Lara, llegará un día en el que no sólo mis cartas, sino también mis labios, sean los que te coman a besos.


T(ú) Santiago




El mago Basoalto