mientras la clase discurre como un río hacia su destino, miro por la ventana y recuerdo los ratos de asueto y concordancia en los que todo es tan sencillo como un suspiro o un abrazo, o simplemente miro al mar, te veo en la verde espuma del mar, discreta, sonriéndome...
llegaste. Y de repente toda mi alegría, cierta y consistente, quedó preñada de nuevas formas de ver y disfrutar todo lo que ya sabía, como si de cada letra de dicha palabra nacieran nuevas letras intermedias invisibles, como un montón de haches intercaladas, que sin sonar llenaran de sonoridad las luces del cielo...
llegaste y todo lo bello fue más bello, y todo lo cierto fue más cierto, y todo lo que alguna vez supe volvió envuelto en papel de regalo convirtiendose en lo que sabré siempre...
Todavía me faltan pasos, (espero siempre tener un horizonte que buscar) pero cuando uno siente que de repente todo es como siempre y a la vez todo es diferente, que el baile cobra sentido, y que esta vez te puedes pasar la noche bailando tango sin perder el eje, cuando uno sabe que existirá por dondequiera pero hay un regazo donde existe mejor, cuando, en definitiva la vida te lleva a orillas donde la alegría es la excusa, uno no tiene más remedio, que arrodillarse, enarbolar otra sonrisa y dejarse volar...
Neftalí