jueves, 26 de marzo de 2009

El mar sin Alfonsina...

Cemento, simiente y vida. De algún pensamiento me fugué esta noche y nací, desnuda y desarmada. De una mezcolanza de sabores y ritmos tribales. Fui hija de la primera mujer y por eso las leyes de los hombres, siempre hombres, no pueden detenerme. Luego de más grande se inventaron formas secundarias de resignarme al exilio de mi misma... Y he de reconocer que casi lo consiguen... Pero siempre se encuentran balones de agua, rupertas encaramadas en maletas ancestrales, vitolas de armas lacradas y vírgenes, palabras y formas con las que sobrevivir...

La vida que nació de mi vientre me llama y me retuerce cuando alguien indecente la maltrata... La batalla me llama y mis tentáculos se enzarzan en una lucha desigual contra el desatino. Luego de perder contra los molinos, me uno al destino de la estirpe fuerte... la de los hombres y mujeres que sienten la vida a bocados y borbotones... Y al cabo perdono al hombre aun cuando lo sigo vigilando de reojo...

Al menos conocí a tiempo las claves y como ave fenix renazco y renazco y renazco...

Al menos conocí a tiempo que cuando te sangran las manos de coger ladrillo, siempre hay hombros amigos que continuarán construyendo donde lo hube dejado... Al menos encontré las claves para que el mar sea un compañero de cualquier y no tan sólo de último, viaje...

Torriatte

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