Cuando quieras ver verás... ¡todo lo que imaginaste! Cuanto quieras ver verás... ¡todo aquello que soñaste!
lunes, 27 de octubre de 2014
Antes que tú, antes de mí...
Y me sorprendo a mi mismo regresando hasta el final, donde el mundo estaba aún sin descubrir, donde ni tus besos eran tus besos, ni mi saliva podía imaginarse rumor de olas rompiéndose en espumas y corales contra tu boca.
¡Ni siquiera el tango se había inventado!
¡Ni siquiera los poemas en tinta sobre tu espalda, ni las toallas rosas, ni el sexo contra espejos abrillantados!
Apenas teníamos cosas sencillas, tan primitivas que no tenían más remedio que existir: tu cuerpo desnudo, como un menudo regalo interpretando al piano, milagro y sacrificio, notas que iban vistiendo de eternidad y deseo, la habitación.
Y ahí, de pie, mirando frente a frente el instante prendido del recuerdo, tomo un poco aire, deshago las maletas del olvido y me dejo suspirar...
Y me descubro a mí mismo regresando en volandas al tiempo que pudo ser, a ese que tal vez nunca tuvo lugar... Y al acercarme al borde del precipicio para evocarte, el ritmo de la música, tembloroso, se desliza inseguro hasta desvanecerse sin dejar rastro.
Mientras tanto el sol, como un guiño, sonriéndome al costado, se deja atrapar por el mar...
¿Acaso no es todo esto una lección o una señal?
¿Acaso no fui yo un sol que se quedó dormido en tu seno y en tus senos, hasta desaparecer?
Y me imagino a mí mismo regresando al principio, donde todo acaba...
Y sé que, pese a todo, la música nunca se apaga y la mañana vuelve a brotar como hebras de luz detrás de el horizonte oceánico, y sé que con o sintigo, como el astro rey habré de volver a aparecer, al alba, con mi red roja de miradas mágicas, mis canciones, mis poemas, mis conjuros, mi innegociable sonrisa y mis ganas de iluminar...
Julen
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