viernes, 2 de noviembre de 2007

Autoretrato con sombrero

Mi isla negra
y mis islas de nostalgia.

Al fin descubrí mi sitio
y ahora ya no caben simulacros,
mi sangre es sangre de pájaro y de guerrero,
mis pies nacieron para posarse en la distancia,
mi vida vive lejos, muy, muy lejos.

Primero pensé que lejos
era salir a la calle y cruzar las aceras
o acudir a la plaza, unas veces concurrida,
otras cubierta de incomparecencia.
Luego el tiempo
me enseñó,
que detrás de aquellas cancelas
vivían otras caras, otros ríos, otros pueblos.

Dejé mi barrio sencillo
y a la vez tremendamente trabado,
y volé, volé, volé,
y por más que agitaba las manos
no conseguía perder el nido
del alcance de mis ojos.

Cansado cambié la estrategia,
y comencé a llenar mi maleta
de rostros
un poco más lejanos y furtivos,
pero por más que ideaba,
mis proyectos se veían corrompidos
por el inevitable eterno retorno,
el regreso eterno.

¿Dónde estaban mis islas imaginarias
mis islas de lejanía
mis islas de exuberancia,
palidez, exotismo y sexo?

Neftalí

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