Prisa…
Brillos metálicos de tejados empapelados de ocurrencias.
Y dentro el arte luchando inclemente
con la inquieta quietud de los pacientes impacientes,
con las aerolíneas papirescas
o las cerbatanas made in bic…
Risa…
Pese a todo fiesta, sobre todo excusas para crecer jugando,
para jugar a crecer como oseznos o leoncitos
como cocodrilitos de tierra adentro
que componen con faltas y gritos
su mural de iniciación a la conciencia…
Tiza…
que suena a trueno y a instrumento
a bisturí y azada, a regadera que derrama
las formas, los trucos, las ganas…
Vehículo y camino, sombra blanca que desfigura
siluetas sobre la pizarra,
sombras que se irán alargando hasta contener puertas
semiclausuradas por las que acceder…
sobre todo vida derramada, renovada y esplendida
que se enrosca sobre si misma, que salta y pelea
que agrede y digiere, que asiente y se ausenta,
que busca y no deja de buscar…
Algún día encontraremos la excusa, la clave, la forma
de estar a la altura
en la mitad “adulta” de esta impresionante obra.
Torra
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