A lo que está sin estar detrás de un montón de piedras o entre los árboles durmiendo. A todo aquello sobre lo que andamos ignorantes y ciegos, siendo ciertamente el cimiento de lo poco que podamos llegar a levantar. A lo oculto, no por voluntad propia, sino por ceguera consensuada y culturizada, memética miopía que nos deja la mente indefensa ante lo desconocido.
Basta mirar al suelo y percatarse de las sonrisas de las ramitas de arce o de la delicada conquista de las procesionarias, basta mirar arriba para constatar que los aviones de antes, primos hermanos de las golondrinas, siguen surcando en silencio nuestros mares de prepotencia fría. Basta dejar que la noche te gobierne hasta la mitad de un río (o la mitad de un puente) para sospechar que algo no estamos haciendo bien cuando plagamos de hormigón el campo y pese a ello los grillos agrestes y decididos siguen cabando agujeros imposibles en el cemento, cantado más alto y más claro ante el pasar ausente de los coches...
Cada día más ciegos, más sordos, más insensibles... cada día más lejos de la tierra, del mar y del aire... !si ni siquiera el fuego nos quema! Espero que la casualidad que todos necesitamos acuda a nuestro rescate antes de que se acaben oxidando los resortes del alma, esa extraña última jugada de ases en las mangas de la camiseta...
Espero que lo invisible acuda a mi encuentro.
Espero que mi cuerpo aun siga existiendo para la invisibilidad
Neftalí
1 comentario:
Precioso blog, querido Neftalí. Eres pura sensibilidad. Hoy en la reunión apunté el título de tu blog y el de los niños, que ya te dije que me encantó. Nos vemos!!
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