sábado, 4 de abril de 2009

Todo se transforma..

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo...

El hielo como siempre expectante e indiferente, gélido, tal vez, helado, más bien. -Buenas, soy el hielo y vos?. -Yo habré de ser el coronel, de momento sólo soy Aureliano, Aureliano Buendía.- A mi los días buenos me sientan mal, ya sabés, me derriten y pierdo la coraza... me vuelvo de agua, y si el sol sigue atizando, vapor y gas... (que vida más estresada). Y después está la lluvia, esa que nos moja y nos desintegra, que nos derrite y nos mezcla con ella...

Muchos años antes, cuando el coronel encontró al hielo, por primera vez en su vida comprendió que pese a todo, tanto unos, como otros, somos frágiles cascarones en el océano de los sentimientos... que cualquier golpe de mar o soplo de viento puede hacernos zozobrar, que cualquier ráfaga de lluvia puede hacer que todo lo que fuimos se mezcle con las lágrimas del cielo y de repente sin previo aviso pasemos a ser algo distinto, rojo, nuevo...


Neftalí

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