miércoles, 27 de mayo de 2009

Lavoisier.



Y te preguntarás: ¿qué tiene que ver la química con todo esto?

Y te responderé: La magia tiene que ver con todo...

Después nos echaremos las manos por encima de los hombros, como amigos de toda la vida, y sin importarnos un carajo que hace sólo 2 minutos que nos conocemos, nos quedaremos cantando bajo los soportales canciones de otros tiempos, reiremos hasta destemplar a las estrellas que impertérritas nos miren desde el cielo y brindaremos de bar en bar, hasta el amanecer...

Antes, una serie de imprecisos desenlaces. Ya sabes el destino que subyace y brota de los huesos de la fruta que a la gente incomoda y que por eso tiran por al ventana y a la basura.

Mucho antes, una nota rota encima del asiento de un metro y casi sin quererlo, plum, te busco un contexto donde sonreír, donde dejar el nombre grabado para luego...

La vida son estas cosas que nos pasan mientras tenemos nuestra atención pendiente del debo o no debo. La vida es ese conjunto de notas que se adentran imprudentes en nuestro devenir. Si conseguimos durante un instante comprender el engranaje, si por un solo segundo llegamos a imaginar al mundo tal como es, desnudo, sin ropa, si esperamos lo suficiente como para descubrir que las personas que prejuzgamos delincuentes son sólo zorros o principitos o rosas a la espera de ser domesticados, de entre las hojas muertas y por las esquinas las sonrisas empezarán a brotar como lluvia de la que alegra cuando moja, y cualquier situación tendrá un pretexto para hallar amigos, hermanos, compañeros...

Pensemos bien, pensemos.


Basoalto

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