Corintios 13:11.
Mientras ahí fuera la vida sigue latiendo a su ritmo, aquí dentro el hombre va abriéndose camino.
Las mismas calles tienen distintos adoquines. Los biseles de los marcos de las puertas ahora son apreciables a mis ojos que aprendieron de los morgaños. Incluso me es imposible pasar por una mesa cubierta de servicios agotados sin recogerla.
Cuando era niño, miraba como un niño, pensaba como un niño, frecuentaba lugares para niños, incluso hacía cosas de niños.
Ahora, consciente de que ese tiempo pasó, el reto estriba en habitar las nuevas ciudades, saborear los nuevos manjares, discurrir por los nuevos senderos, sin que por ello se pierda ni un ápice de la ilusión ni del entusiasmo del niño que de alguna forma, nunca debemos dejar de ser.
Neftalí
1 comentario:
Eso es lo bueno: afrontar el mundo con las agallas y claridad de un hombre y la ilusión de un niño. :-) Y el mundo estará a tus pies.
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