jueves, 28 de junio de 2007

Dance me to the end of love

Deja que me cuelgue de tu cuello como si el tiempo o el viento no importaran... Como si todo lo que tuvo que ser ya hubiera sido descubierto, como si todo lo de fuera de tu cuerpo contra el mío no fuese más que un delirio ruidoso y consentido...

Deja que roce tu belleza con el filo de mi pincel, déjame que te pinte la cara del alma y el alma de tu cara con cascabeles, olores y sabores imposibles, con finuras y finezas de azahares, amapolas y madreselvas, déjame que adivine tus silencios, déjame que te cante limeña...

Dejame que renazca y que te implore, déjame enamorarte y me enamore, déjame que desgaste los derroches, que desenvuelva las idas y que retenga los instantes. Déjame sentir el aliento de tu piel bailando con la mía, el dulce "balanço camino do mar",la magia, el misterio, la sal, la alegría, sobre todo, la alegría...

Deja que me pierda en tus jardines, que amontone tus besos y tus flores, que se detenga la vida y que luego rebrote del suelo como espiga mirando al sol. Y en el vaivén del siroco abrazados como cañitas de trigo, nos mecemos al unísono como dos en uno, como uno en dos. Y entonces me tocas con tu mano desnuda y todo vuelve a acabar, para seguir empezando en la melodía infinita de este vals eterno que nos conjuga y contiene... Que no hace y nos comprende... Que nos da de beber...

Neftalí.

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