martes, 13 de enero de 2015

Música somos y en música nos habremos de convertir.

Somos la música del universo. 
la canción de amor de un dios
todopoderoso o inexistente,
la banda sonora que lo puebla todo
con miriámetros de sonrisas extendidas a bocajarro.

Al igual que el aire al vibrar genera melodías,
igual que la guitarra retumba y expele canciones
igual que el violín aprende a parir cadencias
el universo vacío al vibrar genera
personas, amebas, pulsares o conciencias... 
amapolas, grillos, incoherencias, corazones, astrolabios...

Todo es parte de la misma composición, 
por eso cuando muera, por favor,
no me enterréis, ni me queméis, 
ni me metáis en un tarro... 

dejadme volver a ser lo que fui,
dejadme volver a ser música que se escapa de una cuerda o de una tecla,
dejad que me convierta en la melodía de la lluvia cuando cae,
dejadme ser el ritmo indeleble que baila de labio en labio...

Neftalí

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