Una nube juega con la luz, la estrella de la farola ha comenzado a despertar. Cerrar la puerta y devolver la llave al abrigo. Un paso atrás, el momento del hogar puede esperar. Considero que si miro atrás es porque todavía quedan resquicios de magia que no he utilizado.
Y de repente, volviste a aparecer en las huellas de una bicicleta marcadas en el suelo mojado. Sabía que tenía que esperarte antes de entrar, que querías acompañarme en esta aventura. Un último vistazo a ver si todo está en su sitio: las hojas amarillas en el suelo, la nube en el cielo, la luz en la esquina, las llaves en el bolsillo, ya es momento de seguir. Buscar el sentido a las cosas que se hacen en general no aporta más allá de un espejo subjetivo; pero es precioso el momento en el que te das la libertad de manejar el tiempo sin querer entender nada, sólo respirar la música que lees entre líneas.
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