jueves, 27 de marzo de 2008

Siete de espadas


Arena en el alma y en la cara.

La luz es la última esperanza
pero alumbra tanto que me quedo ciego.
La isla está sola como aprendí de ella,
porque la isla flota a la deriva
como aprendió de mí.
Ambos nos miramos y nos dolemos.
Ambos tragamos con dolor
la locura del destierro.
La sangre brota impostora sobre los pedruscos
y ese agujero que desciende al fin del mundo
finaliza en mí
y entonces la rabia copa mi tristeza
y acabo desangrado
en mitad del tiempo
como un vagabundo de si mismo,
cobarde, estéril, perdido, servil.
La gente desapareció engullida
por sus idiomas ininteligibles
otrora montaban concursos por hacerse ver.
Poco a poco fueron desdibujándose como
tinta que arrastra la lluvia.
Una tarde comprendieron que yo ya no estaba
y ellos también se marcharon
dejando silencioso silencio
en los huecos de sus discursos incorpóreos.
De nuevo vuelvo a ti.
Como siempre en cada ciclo, en cada descanso, en cada impulso…
Suelo y pared que me detiene en mi caer
hacia el abismo.
Final y principio. Límite.
Yo.
Mi destino.
Neftalí

martes, 25 de marzo de 2008

Pretéritos perfectos...


...Y luego está esa colección de pretéritos perfectos que llamamos vida.

...O al menos como entiendo la mía...

Supongo que hay gentes y gentes, que cada persona encuentra su método y forma de caminar hacia delante en el incierto arte de sobrevivir. Gentes ranas que cuando se metamorfosean pasan a escupir lo que antes respiraban, o los tiburones que inquietantemente invariables mantienen su modo constante de aparecer, inclementes e inevitablemente móviles.
También están aquellos que ingieren las vivencias y cada cierto tiempo se cambian de camiseta, de piel y de coartada: unos veleta que acaban vistiendo las mismas prendas de hace... !ayer!, otros que adaptan su forma a la cresta y a la ola, o la lluvia que está por caer...

Cada cual comprenda o interprete esta sinfonía como sepa o como pueda (que no es lo mismo pero es igual). Yo me quedo con lo que soy. Un cúmulo de personas que nacieron desde los restos de otras que dejaron de ser en el mismo instante en que se descubrió la puerta de la estancia que habitaban. Un motón de pretéritos perfectos de acciones acabadas sobre la que se construye un nuevo brote incipiente. Una visión partidista y coaccionada que al abrir ángulo contiene tantas formas nuevas que no hace si no diluirse y reabsorberse en el nuevo ser...

Y todo en un camino en el que un ojo mira al mundo y al verlo cada vez con más colores, termina por perder el susto a cambio del gusto por tantos pequeños tesoros ocultos y resplandecientes...

Al final cuando por fin me abra y explote y retumbe e incorpore al universo entero, entonces dejaré de ser mis insignificantes y a la vez grandiosos pasados terminados para no ser más que una llama o un instante... y mi ojo se disolverá para siempre en el olvido... pero para entonces ya habré aprendido a ser sin ser, y entonces ya habré adivinado que todos mis pretéritos perfectos recursivos son mi legado y mi regalo... y es de mala educación malgastarlos!!!

Neftalí

miércoles, 19 de marzo de 2008

Lucero



Un hombre debe ser capaz de amar y desoír, de calzar puños en alto y de plantar silencio, de llevar y ser llevado, de concluir con lametazos un destino de tortuosos enredos...

A la mentira, sonrisas, a la insolencia paciencia, al olvido poemas, al exilio semillas de las que florezca como una voz perenne la verdadera esencia de la libertad primigenia...

A veces nuestra verdad es tirada al suelo y pisoteada por gentes "deprisorias" que pasan por la vida como si fuera a acabarse y que aún así no aprovechan los pequeños momentos. Otras veces con rifles y maldiciones nos obligan a retirarnos de la línea de nuestro pacífico fin. Y otras veces nos envuelve una sensación inclemente de ser defenestrados de nuestros paraísos sin proclamas ni vuelta atrás.

Pero por encima de las nuestras verdades y las de los otros, esta la VERDAD, por encima de esa capacidad virulenta de hacernos saltar como resortes de ciertas caras, de ciertas aptitudes, de ciertos desencuentros, por encima, igual que otras veces a pesar, siempre hay un lucero brillando, sonriéndonos, guiñándonos un ojo y musitándonos al oído (como ansiosas palabras de amor del poeta): por mucho que te desdibujen la visión tu camino siempre seguirá prendido a las ganas que tengas de seguirlo


Basoalto

martes, 11 de marzo de 2008

Trazas, tenazas, tenteras y melaza.

Entradas y puertas. Salidas y éxodos. La tarde rompiendo contra el hielo y el escueto resurgir de las balizas.

Países inconclusos, tiempos deshabitados, esquinas austeras mientras que la mentira reniega verdadera de si misma. La lluvia, las acacias, los torturadores mosquitos, el jardín sin sus delicias, las tejas que tocan, los perros que roban, las lunas, los pinceles, las amapolas, las lombrices labriegas, los lánguidos balidos de las ametralladoras, los espejos de estaño y de mercurio, los medios, los grandes, los girados, incluso los pitufos...

Entradas y salidas. Salidas y escapadas, tortugas desbocadas, tarde de trucha. Ventanas y puertas, los libros, las sílabas, las cuentas... Receso, vocablo, parturientas horas que se enmarcan mascadas contra las cerezas. Posturas infinitas, lascivas, impolutas. Patrones imposibles, austeros, intransferibles. Y en mitad la llave oxidada y con varices de tanto sufrir...


¿Pandora o dédalo?, ¿contenedor o bunker? ¿Antídoto o venenoso contra antídoto?

Sólo atravesando las puertas, las murallas, los puentes levadizos alcanzaré a saber si todo este vendaval de malabaristas sin testigos asociados con ilusionistas lusos conquistarán el planeta con sus artes o si al contrario serán ellos los que finalmente acaben invadidos cuando el telón que separa ambos mundos se levante.

Entre tanto la tierra sigue rodando y cada vuelta compone un número más del periódico diario: "Estar vivo"

Basoalto

martes, 4 de marzo de 2008

Cualquier excusa...

Did you ever take me in your arms
Look me in the eye, tell me that you do?
Did I ever open up my heart
Let you look inside?

Alguna vez me has sostenido entre tus manos
me has mirado a los ojos y me has dicho que lo harás.
Alguna vez te he abierto el corazón
y te he dejado mirar dentro...

Y si no lo hice tal vez sólo estaba esperando un momento mejor que este, un momento tan redondamente perfecto que al final acabó por no llegar. Un momento tan inequívocamente exacto que acabo tragado por las manecillas del reloj.

Al menos la música siempre estuvo conmigo al menos tan sólo tuve que canjear tres docenas de vidas para encontrarte de nuevo, para guiñarte un ojo en mitad de una muchedumbre desterrada, para inocularte un caballo de Troya, acaso una excusa, con la que asaltarte desde mi libertad, mientras seguías esperando sentada en el andén.

Y puede que alguna vez, en otro laberinto eramos toro y asesino, tirando de la lana infinita de la incertidumbre, desconocidos hermanos, amantes sin saber...
Y puede que alguna vez el ruido nos enmudeciera y que mis labios no supieran tu aroma y tus labios no supieran mi canción...

Pero ahora, con tu recuerdo entre mis dedos, mientras acaricio tu ausencia breve que me llena, que me revuelve, que me eleva, ahora con mis manos sometidas al recuerdo de tu abrazo, ahora al fin comprendo que nunca hubo ni habrá ningún momento mejor que éste, porque pese a todo y sobre todo ahora es nuestro tiempo y cualquier pretexto y cualquier soplo de viento puede corroborarlo

Neftalí