miércoles, 6 de octubre de 2010

17,50

Rezaba la etiqueta encima de aquel monitor destartalado. Dos pegatinas en relieve una mesa de ping pong, y bob esponja con su sonrisa gracioa como testigo a la derecha.

Empezaban justo los complementos a dejarse ver. El bla bla bla interruptus que retoma dos días después la actividad, y la vida, siempre la vida, sobre todo la vida, renaciendo una vez tras otra, con distintas caras, entre los pupitres de siempre...

Dijo el sabio, que el ejemplo no es la mejor forma de influir en los demás, sino que es la única. Luego dijo otro sabio que no se puede pedir a los demás que cambien si uno mismo no está dispuesto a hacerlo.

Espero que cada día en las aulas sea el primero, que cada ejemplo dado sea el correcto, que la ilusión y las ganas de ayudar educando no sólo se mantengan intactas sino que crezcan día a día, que, en definitiva, cada explicación, cada guiño, cada intervención forjen una pizca ese granito de arena de la bondad que tanto necesita la humanidad del mañana.

Torra