miércoles, 19 de enero de 2011

Azúcar

Mientras el azúcar se deshace sobre las conciencias inestables, iba pensando acaso, sintiendo, como todo lo grande y lo pequeño se unen y se desligan, rayando el continuo espacio tiempo una vez tras otra.

Azúcar como un terrón que se empeña en sobrevivir en ese café, tomado con toda la parsimonia del mundo, mientras la tarde se va velando de ocre sobre los veladores envejecidos de hollín y malaquita. Y mientras tu mano se desliza en busca de la mía, el azúcar, ese otro, microscópico, se disgrega en cada célula de tu cuerpo y el mío, alimenta nuestros cerebros, nuestros complejos motores de los gestos, nuestros músculos faciales, y nos hace sonreír...

Y así, mientras que la tarde sigue cayendo y las quiosqueras callando a cada lado de la calle, al azúcar grande se compincha con el pequeño para que cada gota de energía, sea como frases entrelazadas de un lejano sueño.

Neftalí