Y justo cuando todo parece mentira con un golpe preciso de reloj cuando todo parece inventado de detrás de un árbol balando como un loco me aparezco yo.
Monetizo pamplinas por doquier pluralizo nombres comunes y lugares frecuentes singularizo causas pluviales, miento, agredo, rompo, mato, distraigo funerales, despeño cornisas, inundo fuentes hago canutos con la punta de un alfiler impido pedidas, compongo manecillas, me siento de formas diferentes complico ranuras, presiono, despego, remo, estampo hasta volver a caer, como siempre, volver como siempre caer a la frente de la espada.
El reloj marca puntual la hora de la despedida. Sería injusto contradecirlo después de tanta locura comedida. Dejo la cabeza fuera para que me vea el hijo de los perros dejo las salidas fuera para cuando sea imposible sin piedad, saltar con una espiral hasta el mismo centro...
que viene a ser algo así como decir que hay que saber comenzar, hay que saber seguir en la brecha, y hay que saber interpretar si todo acabó o aún sigue...
Pero ahora se trata de comienzos... y todos son sencillos. Sólo hay que ponerse en la línea de salida y esperar el silbato o el pistoletazo, luego mover las piernas, los brazos y a volar...
Pero ahora sólo se trata de abrir la alas y lanzarse a surcar la titilante inmensidad que nos cobija como a polluelos esperando que nuestro próximo vuelo aplace su propia soledad...
Pero ahora sólo se trata de andar hacia adelante sin pensar en nada más... De mirar atrás, de comerse la cabeza, de llorar, en definitiva, de dudar, ya tendremos tiempo.
Me quiero defender... dame mi alma y déjame en paz, quiero intentar no volver a caer... pequeñas tretas... para continuar en la brecha...
Aunque mil veces muera, aunque mil veces me despedace, aunque mil veces desaparezca, otras tantas veces de detrás de cualquier esquina, con cualquier pretexto y con cualquier escusa, habré de aparecer, saltando como siempre, riendo como siempre, guerreando como siempre... a dar la vara...
Y ya no se trata ni siquiera de resurrecciones, tal vez sean pequeñas rebeliones, puntos de voz, clusters de color que se despiertan y pinchan una canción como un suspiro...
o a lo mejor es que, tal vez, como siempre, como jamás, me siento como un halcón llamado a las filas de la insurrección...