martes, 11 de marzo de 2008

Trazas, tenazas, tenteras y melaza.

Entradas y puertas. Salidas y éxodos. La tarde rompiendo contra el hielo y el escueto resurgir de las balizas.

Países inconclusos, tiempos deshabitados, esquinas austeras mientras que la mentira reniega verdadera de si misma. La lluvia, las acacias, los torturadores mosquitos, el jardín sin sus delicias, las tejas que tocan, los perros que roban, las lunas, los pinceles, las amapolas, las lombrices labriegas, los lánguidos balidos de las ametralladoras, los espejos de estaño y de mercurio, los medios, los grandes, los girados, incluso los pitufos...

Entradas y salidas. Salidas y escapadas, tortugas desbocadas, tarde de trucha. Ventanas y puertas, los libros, las sílabas, las cuentas... Receso, vocablo, parturientas horas que se enmarcan mascadas contra las cerezas. Posturas infinitas, lascivas, impolutas. Patrones imposibles, austeros, intransferibles. Y en mitad la llave oxidada y con varices de tanto sufrir...


¿Pandora o dédalo?, ¿contenedor o bunker? ¿Antídoto o venenoso contra antídoto?

Sólo atravesando las puertas, las murallas, los puentes levadizos alcanzaré a saber si todo este vendaval de malabaristas sin testigos asociados con ilusionistas lusos conquistarán el planeta con sus artes o si al contrario serán ellos los que finalmente acaben invadidos cuando el telón que separa ambos mundos se levante.

Entre tanto la tierra sigue rodando y cada vuelta compone un número más del periódico diario: "Estar vivo"

Basoalto

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