lunes, 30 de noviembre de 2009

Una vida

La mujer de rojo se cruzó delante mía... sabía que era ella... y acaso, ¿ella sabía que yo también lo era? La mujer de rojo se cruzó delante de mí. Y así, pensando en el metro que se la llevaba comprendí que cuando el alma se te agarra a una sospecha no se puede desasir tan fácilmente...

Me quedé bebiendo de mi lata de refresco de cuya marca no quiero acordarme... Luego dando alguna patada a un trozo de bolsa que se cruzaba desafiante, de dársena hasta andén, por encima de las vías. Me quedé rehaciendo su rostro con la pluma fina de mi recuerdo satisfecho, y luego me quedé pensando en cuantos mundos podrían ser descubiertos si lucháramos codo con codo, cuerpo a cuerpo...


Algún día habré
de conocer si todo este plantel de mariposas que rondan mi memoria tienen o no algún significado. Algún día habré de romper la cadena de la vergüenza que me mantiene aislado de su mundo delirante... Algún día juntaré la suficiente valentía de averiguar si es la maravilla mujerificada que sospecho... Algún día le lanzaré mis redes y me dejaré llevar por su deriva... algún día me dejaré de tanta teoría para poner, por fin, en práctica, esta frase que recurre mi cabeza, ese par de palabras repetidas: Una vida, una vida, una vida...


Julien Shade

No hay comentarios: