viernes, 13 de febrero de 2009

No me salves

Te propongo un trato o un juego,
yo habito tus suspiros si tu bajas a mis tierras
y habitas mis silencios.

Es sumamente sencillo.
Yo me arrodillo y te añoro.
Tu me acompañas en mis rezos,
yo te recuerdo y te exploro
Tu me salvas.

Sálvame.
¿Te apeteces que juguemos a eso?
Yo era un naufrago perdido
y tú venías a rescatarme en tu trasatlántico de besos,
yo era un pincel sin color
y tu venías a alumbrar mi blanco y negro...

Sálvame.
O al menos dame la mano,
o por lo menos deja que te abrace esta vez,
tan sólo esta,
para sentir como siente mi alma cuando esta cerca
de la tuya.

Sálvame
que no haya misterios que te escondan
que no haya pecados que nos oigan
que no haya infierno
que no haya pasado
que no exista gloria
que no exista...

Sálvame
y cuando me salves
tu pecho latirá ternura,
y me amarás, amor,
y me amarás como las dunas
resecas aman al desierto.
Sálvame
y con ello aun sin saberlo
hallarás tu propia salvación.

Neftalí

1 comentario:

Inma Cañete dijo...

Muy bonito. EL amor como salvador, claro que sí.