viernes, 14 de marzo de 2014

Cien años de soledad (AKA Capeando el temporal)

Muy de tiempo en tiempo, me siento y empiezo a escribir mis cartas en formas de entradas para luego lanzarlas al mar de los bits y los bytes, de las ondas sinusoidales y de los impulsos electromagnéticos...

Y uno ya no sabe si se lo dice a alguien o simplemente está pensando en alto. Pero, ¿acaso importa?

Estaba leyendo un artículo muy interesante acerca de expectativas y relaciones personales, poniendo el dedo en la llaga sobre el hecho de que en los momentos de fiesta las amistades son muy llevaderas, pero cuando buscas algo más serio, empiezan a salir los trapos sucios...

Y es que es eso. Vivir es fácil con los ojos cerrados. Pero cuando los abres, hay que tener agallas y valentía para no perder el ánimo y luchar hasta el final.

Vivir retirado en una montaña es sencillo. Pero si no aprendemos a convivir, a lidiar las dificultades y los desencuentros, nos estaremos perdiendo gran parte del milagro.

En ese sentido, también estaba pensando acerca de mi teoría de Shrek, por la cual, la gentes somos como cebollas, con muchas capas, y mientras más complejos más capas y mientras más en orden cada una de las capas, más felices. Y me preguntaba, ¿qué pasa con tus capas cuando otra persona se acopla a tu mundo? 

El resultado suele ser desastroso de primeras. Unas capas invaden a las otras en el choque. Otras se solapan, se yuxtaponen. Mientras más capas mayor número de choques. Y llegará un momento en el que desearás estar sólo otra vez. Entonces te detienes y te das cuenta de que vivir exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Y entonces te levantas y miras. Y dices: El acoplamiento ha derrumbado la mitad de lo construido... pero ni quiero vivir con los ojos cerrados, ni quiero vivir con mi mundo incompleto...

Recuerdo a Lennon escribiendo cosas como: "vivir es fácil con los ojos cerrados malinterpretando todo lo que ves" o "no creo que haya nadie en mi árbol"
Pero en cualquier caso no debemos dejarnos llevar por el desánimo, porque somos responsables de nuestras decisiones. Y porque, el estar bien o el estar mal es sólo cuestión de actitud. Como dijo John: la palmadita que necesitas la llevas incorporada.

Así que a vivir con los ojos bien abiertos, que son dos días...


Torra

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