lunes, 13 de agosto de 2007

GRACIAS

-Cuando te hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido. Serás siempre mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo. Tú les explicarás: "Las estrellas me hacen reír siempre". Pensarán que estás loco. Y yo te habré jugado una mala pasada...Y se rió otra vez.
-Será como si en vez de estrellas, te hubiese dado cien mil cascabelitos que
saben reír...
Una vez más dejó oír su risa y luego se puso serio.

(...)
-Has hecho mal. Tendrás pena. Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad.
Yo callaba.

-¿Comprendes? Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.
Seguí callado.
-Será como una corteza vieja que se abandona. No son nada tristes las viejas
cortezas...
Yo callaba.
El principito perdió un poco de ánimo. Pero hizo un esfuerzo y dijo:

-Será agradable ¿sabes? Yo miraré también las estrellas. Todas serán pozos con
roldana herrumbrosa. Todas las estrellas me darán de beber.
Yo callaba.
-¡Será tan divertido! Tú tendrás quinientos millones de cascabeles y yo quinientos millones de fuentes...
El principito calló también porque lloraba.

3 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

Muy bello este fragmento de esta obra maestra, conservamos a nuestros amigos aun cuando ya no
estén con nosotros,mientras los recordemos.
Solo se ve con el corazón,lo esencial es invisible los ojos

Torrado dijo...

cuando algun día logremos ver sin ojos y oir sin labios, aprenderemos a llevar a nuestros seres queridos, dentro, juntos por separado y en ruidoso silencio
;)

Anónimo dijo...

Mmmm...bueno, yo ya oigo sin labios...yo oigo con los oídos..