-Cuando te hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido. Serás siempre mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo. Tú les explicarás: "Las estrellas me hacen reír siempre". Pensarán que estás loco. Y yo te habré jugado una mala pasada...Y se rió otra vez.
-Será como si en vez de estrellas, te hubiese dado cien mil cascabelitos que
saben reír...
Una vez más dejó oír su risa y luego se puso serio.
(...)
-Has hecho mal. Tendrás pena. Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad.
Yo callaba.
-¿Comprendes? Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado.
Seguí callado.
-Será como una corteza vieja que se abandona. No son nada tristes las viejas
cortezas...
Yo callaba.
El principito perdió un poco de ánimo. Pero hizo un esfuerzo y dijo:
-Será agradable ¿sabes? Yo miraré también las estrellas. Todas serán pozos con
roldana herrumbrosa. Todas las estrellas me darán de beber.
Yo callaba.
-¡Será tan divertido! Tú tendrás quinientos millones de cascabeles y yo quinientos millones de fuentes...
El principito calló también porque lloraba.
3 comentarios:
Muy bello este fragmento de esta obra maestra, conservamos a nuestros amigos aun cuando ya no
estén con nosotros,mientras los recordemos.
Solo se ve con el corazón,lo esencial es invisible los ojos
cuando algun día logremos ver sin ojos y oir sin labios, aprenderemos a llevar a nuestros seres queridos, dentro, juntos por separado y en ruidoso silencio
;)
Mmmm...bueno, yo ya oigo sin labios...yo oigo con los oídos..
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