viernes, 21 de septiembre de 2007

Olores y olvidos

Acomodados en nuestros placidos trasantlánticos nos olvidamos que el mundo es surcado cada instante por famélicas pateras de gente sin equipaje que busca ser, estar o tan sólo seguir.

Andamos sacrificando a cada paso litros y galones de belleza, por nuestro descuido imprudente y esta manía cruel de acomodarnos a cada descansillo de la escalera como si todo lo de antes y acaso lo de después no existiera. Tanto es así que dejamos de mirar, de sentir, de ouscultar por si acaso alguno de nuestros principios se hubieran desfasado...

Si alguna vez luego, alguna mañana o en mitad de la cena, sucede algo extraordinario o inhabitual, si por casualidad nos vemos abocados a atravesar un tramo del pasaje en turista, nos ponemos como locos por la descompesada recompensa por nuestra inigualable y altruista aportación al sol...

No pienso quejarme, pienso saborear el sabor de la agradable oportunidad de vivir cada nuevo ciclo como algo maravilloso...

Y pese a todo el olor a palomitas, a cerrado a miedo, el olor a vidas de otros me ataca con tal fuerza que corro el riesgo de perder. Aunque yo sé que siempre encontraré la forma de terminar venciendo...


torra

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