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Cuando deseas algo desde lo más hondo de tu corazón, cuando luchas, cuando te juegas la sombra y el sillón por conseguirlo, de alguna forma directa o enrevesada llegará como premio cruzar la meta...
Y no siempre las motivaciones que alimentan al quiero tienen la misma naturaleza, pero para que el quiero gane la cruzada del puedo, siempre debe figurar en tu estandarte una bandera noble y sincera. No valen intereses secundarios en pos de la panza ancha y la tranquilidad sagrada. El quiero debe nacer desde el manantial del hambre, hambre de crecimiento y hambre de maduración...
Quiero! para cerrar un ciclo, para terminar una vuelta, para poner los papeles en orden antes de seguir caminando en pos de mi mismo. O quiero! para abrir una puerta, para ganar el permiso de arar mis campos, de cultivar mi tierra y mi destino. Querer cerrar y querer abrir, ambas cosas en una, que son dos, siendo una... porque de cada episodio caído, como un brote inminente, se alza uno nuevo, el siguiente.
Y después de cerrar y abrir, contener la sonrisa intacta para enrolarse en nuevas odiseas, para plasmar en rojo y trazos la sutil propuesta que con las puertas abiertas iremos dibujando...
Así que recuerda(o), creer es crear y querer es poder, y para conseguir las credenciales para entrar en fiestas con acceso restringido hay que pasar la prueba del conquistador... y para ello hay que querer con lo dientes apretados...
En unas puertas y en otras, en unas pirámides y en otras, quiero! Ya estoy preparado y dispuesto para afrontar la batalla con los molinos de viento!
Torra