lunes, 19 de enero de 2009

Tres en uno.

Cada cual es uno, pero los tres son el mismo.

Y si acaso pretendemos lo contrario, un poco, ¿no estaremos permitiendo que cada cual traicione a los otros? ¿Puede el corazón actuar sin que la cabeza o el alma sepan que "malvados" y "diabólicos" planes proyecta?

No es que alma, corazón y mente sean en el sentido clásico del término entes, pero supongamos que el motor de esas veces que actuamos con cabeza, lo llamamos, para entendernos, el yo-mente. Por otro lado cuando es más el sentimiento el que te empuja a hacer o a desandar, a intercalar o interpretar, lo llamamos yo-corazón. Por último esas veces que la lógica y el sentimiento no opinan y hacemos cosas por pura intuición, digamos que habla el yo-alma...

Es un análisis simplista, resumido, sincretista, una síntesis aproximadamente aproximadora...

Pues bien, y si ahora tengo que resolver un crucigrama, o ayudar a un niño, o dibujar un mural, ¿tengo que renunciar a las partes de mi yo que menos relacionadas estén?

Una mesa con tres patas nunca cojea. Una mesa de tres patas sin una de ellas no sirve de nada... De vez en cuando escribo, vivo, hablo, pienso, opino y como juego o como artilugio utilizo a aquel de mis yoes que más baza haya metido... pero sobre cualquier cosa sigo siendo yo. Aunque el que firme el artículo sea cabezota, corazonado o mágico, ninguno de los tres tienen razón de ser sin los otros. ¿Quién puede escribir un poema, por mucho que se sienta, sin dejar que la coherencia, la métrica de la musicalidad, o ese no se qué inexplicable lo inunde todo? ¿Quién puede resolver un acertijo sin dejarse resbalar por la magia y la belleza que el mismo encierra? ¿quien puede, en definitiva admitir cosas imposibles sin la conciencia de la propia imposibilidad redonda, preciosa y perfecta? YO DESDE LUEGO NO

Pero claro, vivimos en tiempos raudos que tiran de nosotros hacia adelante. Tiempos tremendos en los que la supervivencia nos exige ciertos sacrificios... y el separar cada faceta, no solo estas tres que apunto, sino todas ellas, las unas de las otras nos desmigaja, y cuando miramos pa dentro estamos rotos y deshechos...

Hace tiempo que me vi así y no me gustó. Desde entonces intento con más o menos acierto pensar, amar y hacer gracias al unísono, en todo y cada una de las cosas que hago. Está claro que algunas cosas me salen más poemadas y otras más exactas, pero en el momento en que uno de los tres ingredientes no este presente, la salsa pierde gran parte de su magia...

Yo

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