jueves, 2 de julio de 2009

así que me voy...



Ese espacio infinito,
esa loncha de tiempo que asciende y se expande
entre las 9 y las cuando vuelves de la noche...
Ese trozo de vacío en el que no encuentro una cena,
ni una escena,
ni un recuadro,
ni una canción.

Ese tramo de helado amargo,
que se extiende inclemente
delante justo del mejor pedazo,
de la apertura al frente
del salto p’alante
de la puerta grande
del beso y del amago de abrazo…

Así que me voy…
así que no espero a ver como se vuelve a caer
el revistero
así que me voy…
será que no espero
que la lluvia vuelva a mojarme la espalda
o será que la colmena me desangra
o me encera la mirada
será que la puerta de tus besos sigue cerrada
o será simplemente que el chicle que se pegó en el zapato
contenía un túnel imaginario
hacia el adiós…

Ese espacio infinito entre tus caderas y mis dedos
esa luna creciente en la que acunábamos tantos quebraderos
de cabeza
esa canción que marca el ritmo y la sal
esa salsa rota, este marcapasos,
esta noche fría, esta sopa de sobre
con estrellitas, puntos, fideos y el ingrediente secreto:
esencia de fracaso
me deja hambriento, perdido y de medio lado…



Así que me voy
así que no espero siquiera que te vayas
así que me llevo las pisadas en las arenas
así que me llevo la gota de sudor y las conversaciones
los libros de Nabokov y los arañazos
las disquisiciones, el set y los calendarios,
las ganas...

Así que me voy

así que me dejo llover en las entrañas
así que me rindo, así que me abro…


Neftalí

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