lunes, 17 de agosto de 2009

Ya llego...

Mándame en un sobre, tu sonrisa rota, yo te la compongo, que soy zapatero remendón...
M. García...

No hacía otra cosa que esperarte. Tú andabas a pedacitos por la otra acera. Yo te hacía señas sin que llegaras a verme. Hasta que la calle y la tarde se acabaron y nuestros abrazos se sumergieron en un amago de olvido...

Durante siglos te esperé, sin esperarte, bebiendo de las fuentes de otras diosas inclementes y ladrando a los terratenientes, navegando de mar en mar, y llorando a las mujeres que nos besan y se van...

Durante siglos vagué llevándote prendida como una tallito de bambú inmune al tiempo y a las corrientes de aire...

Y cuando menos lo esperaba, cuando menos te buscaba, me encontraste o te encontré.

Ahora ya no caben simulacros, ni excusas, ni coartadas. Ahora ha llegado la hora en la que las espadas formarán un puente levadizo sobre el que correr a reencontrarnos. ¿Qué no te quedan sonrisas? Mándame lo que te quede en un sobre que ya te la arreglaré yo como pueda. ¿Qué no te queda alegría? Ya te mando un brotecito de la mía, previamente tratada para que arraigue en tu alma, ¿Qué no te queda esperanza? Hemos vivido toda nuestras vidas soñando con el día en el que nos habríamos de encontrar, ¿vas a tirar la toalla tan cerca del final?

Que no hay nada más, mientras nuestros labios se quieran besar...

Durante siglos vagué pensando que te había perdido para siempre. Pero para siempre es demasiado tiempo, hasta para mí. Ahora que he cumplido mi condena, ahora que por fin te encuentro, voy a convertir lo que nos queda de vida en nuestra particular revancha a besos, a alegría y a fiesta...



Julien

No hay comentarios: