jueves, 3 de septiembre de 2009

Cementerios que antes fueron parques...



A la sombra de un castillo te besé. Llevábamos la piel de punta y las ganas sinceras. La lluvia nos envolvía desenvuelta como augurando que detrás de esa noche no había futuro que valiese...

A la derecha se extendía un frondoso parque que contemplamos sumidos en la impotencia de nuestra incapacidad de definir derroteros...


Años después cuando mis pies me trajeron de nuevo acá, como en un sueño de una noche de verano, mis ojos intrigados, no pararon de buscar el frondoso bosque de antaño...

Y como por arte de magia, lo que mi mente recordaba como parque, resulta que era y siempre había sido, cementerio. Tuve que apoyarme en una piedra y echarme a reír, y es que no sé, si mi mente dulcifica demasiado el recuerdo, o es que a la luz de los besos lo gris se convierte en arco iris de colores y los cementerios súbitamente contienen estanques, columpios y fuentes con flores...


Torra

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