viernes, 1 de febrero de 2008

bum bum

Dejo que la carretera me acompañe...
Bum bum,
Me dejo embrujar por la canción...

Vuelo, navego, nado. raices, nieblas, aviones, mares, la luna que pasa en el espejo,
la ciudad que espera, las fracturas, los saltos mortales, las pendientes, las explosiones, los niños, los perros....

Bum, bum,

Abro las manos, me salgo. Miro afuera, reduzco, derrito, retiro, renazco. Me borro y me estrujo, dejo de ser para morir de nuevo. Dejo que mi boca aborrezca el alimento. Delinco, traspaso, engaño, asesino, mato...
Ladro soledad e indiferencia. Mentiras amontonadas en la puerta, vueltas y vueltas, más vueltas confundidas con el ruido indiferente de la gente que mira con ojos delincuente mi locura. Escupo y espumeo y de nuevo caigo al suelo derrotado. Como un cúmulo de ojos ciegos y ensangrentados, vomito miedo y deseo...

Desato la caja de los truenos y dejo que el invierno me abrigue y me tirite sin compasión ni remedio. Hasta el apoteosis de la razón vencida o la zona ingrata donde dejamos de comprender...

Entre tanto chaparrón la música que me lanza a esta masacre me recupera y me dice sientaté...
Bum Bum. Sigue el corazón quejándose.
Bum Bum y por fin de nuevo siento que la sangre vuelve para descongestionarme...
Bum Bum, al fin escucho, digiero, permuto:

El sacristán ha visto
hacerse viejo al cura,
el cura ha visto al cabo
y el cabo al sacristán,
y mi pueblo después
vió morir a los tres,
y me pregunto: porqué nacerá gente
si nacer o morir es indiferente.

Y lloro, lloro como de año en año, hasta dejarme seco y vacío, hasta que mi fluir sea río y de los campos regados por mis lágrimas crezcan frutales, manzanos, cerezos, perales, naranjos...
Indiferente sí, pero con ganas de alimentar con colores sabores y luz tanta tristeza trasparente...

Neftalí

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