lunes, 1 de octubre de 2007

Deberes, derechos y fronteras...

Si alguna vez me hago de una ONG (que espero) mi primera opción será sin duda aduaneros sin fronteras....

No lo puedo evitar, no soy racista pero es muy bueno el chiste que me contaron el otro día, y aprovechando que el Tajo pasa por Pamplona.... Van 4 negritos de Senegal en Patera y llegan a la playa de los cristianos en Tenerife. Nada más tomar tierra salen los 4 corriendo y gritando: Socorrista, socorrista, que llevamos 6 días sin comer. Y el socorrista les dice. Pos ala, a bañaros que ya habéis hecho la digestión...


Por momentos esto me recuerda al Ulysses de Joice, en la enmarañada forma de concatenar pensamientos por simples palabras o gestos...

El caso es que entré aquí pensando en los deberes, los derechos y la ligera frontera que los separa. Esa frontera es la que nos entorpece y nos engaña, esa frontera es la que nos empeñamos sistemáticamente de utilizar para pintar la realidad de la forma que nos plazca. Así utilizamos raudamente la espada siempre presta a ser esgrimida, de todo aquello a lo que tenemos derecho, olvidando de forma recursiva que todo techo se apoya en paredes, esas paredes en cimientos y esos cimientos en el suelo. Pretendemos, obligamos, exigimos tener nuestro tejado pero que nadie nos diga lo que hago yo con mi suelo.
Luego están esos otros, más graciosos aún, que convierten con estilo y sin miramientos los deberes en derechos, para darle la vuelta del revés y llegar a la conclusión de que el deber consiste en que por ley se mantengan todos mis derechos... En fin, más vueltas sobre lo mismo.

Caminaremos sobre la frontera, miraremos a ambos lados sin pertenecer a ninguno. Plantaremos nuestros deberes y recolectaremos nuestros derechos y entre guiño y guiño convertiremos la frontera en un árbol frondoso y verde con olor a justicia

Basoalto

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