miércoles, 1 de agosto de 2007

tarde o más o tarde menos, nuestro tiempo habrá de llegar

Siempre me visteis mover los brazos
en una danza al viento de giros extraños.
Mi corazón veis que es de paja y mi cabeza una calabaza.
Sé fingir sonrisas en la desolación.

Mil puestas de Sol en mi pasado,
pensando en cosas que nunca habéis pensado.
En los dioses primigenios, en la libertad y en su precio,
en la plateada escarcha del amanecer.

Principitos que antes fueron sapos
y princesitas que al besarlas despertaron.
No hay cuento de hadas sin milagro,
pero aún sigo esperando
que llegue el tiempo de mi reencarnación.

Los hijos de la lluvia están
creciendo a mi alrededor.
Los días vienen y se van.
Se desvanecen con mi voz.

Nadie.
Pasa el tiempo y sé que nadie
se unirá a mi baile.
Nadie
sabrá por qué hago esta canción.

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