lunes, 6 de agosto de 2007

El marido de la peluquera


Voy a dejar que mi lengua sople las palabras de otros, voy a dejar que el misterio me recubra en niebla, como preludio o como aviso.

Hay cosas que la razón no llega a comprender pero que cierran el ciclo en el mundo extraño de la magia. Detrás, escrito con tinta de sangre, las razones que cuando miras de frente parecen despreciables. ¿Se puede morir para convertir un amor en eterno? ¿Se puede morir para convertirse en mártir? ¿Se puede renunciar a la vida propia, para crear con tu entrega una iglesia?, como dice la canción:

"el amor es tan grande, tan sincero y sentido, que un día de lluvia Matilde acabó por tirarse en el río. Mejor buenos recuerdos que un pasado perdido por eso un buen día Matilde acabo por tirarse en el río, lo que fue tan hermoso que no caiga al olvido, te estaré recordando Matilde que tu no te has ido..."


Solo cuando comprendamos que no tenemos nada, sólo cuando no nos pertenezcamos, sólo cuando aprehendamos que se puede trascender en un instante, sólo entonces estaremos preparados para ser realmente amigos íntimos e indelebles...

Neftalí

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y abrazame fuerte, que no pueda respirar...

Felicidades por el blog. De un vistazo he encontrado un monton de referencias que fueron (son ) importantes para mí.

No me dejes tan triste... dime que el principito ha vuelto ;-9

un saludo

Mara

Torrado dijo...

El principito siempre estará vivo mientras haya gente que crea en baobabs, rosas y asteroides...

y no somos pocos, ni muchos, tal vez seamos tan solo los necesarios...

Un abrazo